Carboxiterapia

La  carboxiterapia  es una de las técnicas aplicadas en +Estetic para combatir  celulitis, flacidez y grasa localizada

Es un método mínimamente invasivo que consiste en la aplicación del gas dióxido de carbono (CO2) por vía subcutánea mediante pequeñas infiltraciones en los tejidos afectos.

Consiste en la infiltración a nivel hipodérmico (subcutánea) de gas carbónico (anhídrido carbónico- CO2) bajo el control de un medidor del volumen total de gas infiltrado.

La carboxiterapia que aplicamos en Clínica Láser es la evolución de un tratamiento para pacientes con problemas en la circulación sanguínea.

En la actualidad, la carboxiterapia basa su eficacia en la infiltración subcutánea de gas carbónico (anhídrido carbónico- CO2) mediante finísimas agujas, para producir varios efectos.

Entre estos efectos destaca sobre todo la vasodilatación inmediata en la zona de actuación y el efecto lipolítico con el que combatimos la celulitis.

BENEFICIOS

Reducción de la celulitis y reduce el volumen de la zona tratada.

Cicatrices y marcas menos visibles.

Aumento del colágeno de la piel. Tejidos firmes y piel tersa.

 

La carboxiterapia es un tratamiento completamente seguro. La cantidad de CO2 infiltrada es inocua en nuestro organismo y se difunde perfectamente en los tejidos, para ser eliminado posteriormente por las vías respiratorias. La cantidad de CO2 que se emplea es muy inferior a la que se emplea en cirugía laparoscópica abdominal.

Sí que se recomienda que durante los primeros dos días después del tratamiento se evite la exposición solar.

La carboxiterapia tiene como ventaja la ausencia de efectos secundarios. Algunos pacientes notan una fugaz molestia en la zona donde se ha aplicado y, dependiendo de la piel de cada paciente, es posible que aparezca un enrojecimiento o equimosis en el punto de punción, que en pocos días desaparece.

El número de sesiones de carboxiterapia depende de las condiciones de cada paciente. De forma general podemos establecer entre 5 y 10 sesiones. En determinados casos donde el tratamiento requiere una actuación más intensa puede ser necesaria 15 sesiones, que se aplican con una periodicidad semanal.

La técnica es muy sencilla. Se realiza a través de un equipo especialmente diseñado, que permite controlar la velocidad de flujo, tiempo de inyección y monitorizar la dosis administrada. Se aplican varias inyecciones con una aguja de diámetro inferior a la de insulina. El gas difunde rápidamente a los tejidos adyacentes.

No presenta efectos secundarios, salvo un ligero y fugaz dolor en la zona de aplicación y un pequeño enrojecimiento que perdura unos minutos. También podemos apreciar alguna pequeña equimosis en el punto de punción que desaparecerá en pocos días.