Yo me atrevería a compararlo con “el ángel guardián” que cuida tus sueños. Es quien te llevará a un plano profundo para no sentir dolor.
Los pacientes sienten miedo a la anestesia, de no poder despertar. En eso hay algo de razón, pero si lo analizamos desde un punto más integral, el anestesiólogo es quien decide si la cirugía se puede o no se puede hacer, dependiendo de si estás en buenas condiciones. Por esta razón es importante que, antes de cualquier procedimiento, tengas una evaluación pre anestésica. Desconfía si el anestesiólogo no te ve antes de tu cirugía.
Aunque el anestesiólogo que te evalúe no necesariamente es quien esté contigo el día de la cirugía, es importante que te conozca antes del procedimiento y tenga todas las herramientas para brindarte la mayor seguridad.
Debes tener con tu anestesiólogo una cita de aproximadamente 15 a 30 minutos, en la que le contaras qué procedimiento te van a realizar y cuánto dura. Él te preguntará los antecedentes personales como enfermedades, hospitalizaciones, alergias, cirugías, anestesias previas, medicamentos que tomas y controles médicos. Si deseas profundizar en el tema sobre esta valoración médica, puedes ingresar a la encuesta que tenemos especialmente para ti. Esta te dará unas recomendaciones y cuidados que podrás consultar con tu médico.
Un anestesiólogo también evaluará los exámenes o te pedirá exámenes complementarios, y te realizará un examen físico sencillo enfocado en los puntos más críticos durante el procedimiento que te vas a realizar.
Te evaluaran los signos vitales (presión arterial, pulso, saturación de oxígeno). ¿Por qué? Porque para la anestesia es necesario que tu corazón y tus pulmones estén en buenas condiciones, por eso hay que evaluar tu vía aérea.
Cuando estás bajo anestesia general hay ciertas funciones vitales, como respirar, que dejan de suceder, por lo cual el anestesiólogo debe colocar en tu boca un dispositivo que te permita continuar con este proceso. Este dispositivo puede ser un tubo o una máscara que irá en tu boca para ventilar adecuadamente tus pulmones, y hacer las veces de un respirador artificial. Eso se hace después de que estés totalmente dormida, antes de iniciar tu cirugía.
La evaluación previa a la cirugía nos permite saber que este proceso tan importante sí se llevará acabo con toda la seguridad que requiere. Ventilar a nuestros pacientes, mientras están dormidos, es uno de los soportes más importantes que debemos cumplir.
Pero muchos otros detalles serán importantes durante esta evaluación y deberán ser considerados desde antes de tu procedimiento, para que tu cirugía salga de la mejor forma. La anestesia, para cualquier procedimiento, es comparable a los cuidados que se deben tener en aviación. Cualquier paso que se suprima o no se tenga en cuenta puede llevar a errores que cobren tu bienestar.
La braquioplastia o también denominada lifting de brazos o dermolipectomia braquial es una operación dirigida a tratar la flacidez de los brazos y el exceso de grasa en la parte interna de esta zona del cuerpo como causas del exceso de piel debido a perdidas de peso drásticas o a operaciones de eliminación de grasa acumulada ademas del paso del tiempo y la edad entre otras.
Aunque hay remedios naturales y productos cosméticos que pueden ayudar a mejorar el problema, en los casos en que la flacidez es muy pronunciada, no existe ningún tratamiento salvo la intervención quirúrgica. Por eso, cualquier paciente que haya sufrido cambios muy grandes de peso en poco tiempo o que por el paso de los años presente flacidez en la piel de los brazos o una gran cantidad de grasa localizada, puede ser candidato para esta operación de cirugía estética.
El especialista será el encargado de valorar el aspecto de la piel en la primera consulta y se establecerán los objetivos y los pasos a dar para obtener los resultados esperados por el paciente. Además se realizarán algunas pruebas días antes de la operación para que todo vaya correctamente durante la intervención.
Datos sobre la operación, anestesia y duración
La operación se lleva a cabo bajo anestesia general y dura entre 1 y 2 horas aproximadamente, pero se requiere ingreso hospitalario para el postoperatorio.
Y es que después de la intervención el paciente sale del quirófano con un vendaje semicompresivo y la zona debe quedar bajo observación por un tiempo que no suele ser superior a las 24 horas.
Durante este tiempo la persona debe guardar reposo y tomar alguna medicación para aliviar el dolor. Es recomendable empezar a dar masajes de drenaje linfático para bajar la inflamación. Los puntos se retiran al cabo de 1-3 semanas de la operación, pero es recomendable evitar la exposición al sol y realizar esfuerzos físicos durante al menos un mes.
Ventajas y efectos secundarios
La mayor ventaja es que la cicatriz apenas es visible, ya que se realiza en al axila o en la parte interior del brazo. Además no suelen surgir complicaciones y si las hay, son de poca importancia. Eso sí, como en cualquier operación de cirugía estética, siempre pueden aparecer infecciones, hematomas, serosas o reacciones adversas a los medicamentes administrados. Y en algunos casos es necesario hacer algunas correcciones de defectos menores como cicatrices, deformidades o necrosis cutánea.
¿A que edad es el mejor momento para realizar la braquioplastia?
Aunque no existe una edad determinada en la que se realice esta cirugía plástica en brazos, por lo general este tipo de braquioplastias se llevan a cabo cuando la persona va dándose cuenta de un aumento de la flacidez en la zona afectada, en este caso los brazos
Los resultados de corregir el exceso de grasa localizada dependeran mucho del tipo físico y el volumen de la grasa. También es relevante, considerar el espesor de grasa acumulada que reviste al cuerpo en general.
Es muy dependiente de cada caso, ya que existen diferentes formas de implementar esta intervención.
Por lo general podéis ver resultados a partir del sexto mes después de la braquioplastia ya que es el tiempo suficiente para la cicatrización casi completa y la acumulación de los tejidos.
Para algunas intervenciones el procedimiento de braquioplastia es sencilla y sin una cicatriz grande, ya que esta se encuentra situada en un pequeño pliegue de la axila.
Para otros casos de piel con exceso de grasa es necesaria una cicatriz que se encuentra en la parte interior del bíceps, que es determinada según la densidad de piel excedente.
1- Resultados a corto plazo
Esta fase comprende por los primeros 30 días después de la intervención obteniendo un resultado óptimo y poco visible.
Para algunas situaciones de estos resultados puede darse que el o la paciente sufra de alguna reacción leve a los puntos o apósitos.
2- Resultados a medio plazo
Este periodo de resultado esta comprendida entre el primer mes y el sexto mes.
Es normal que en este periodo la cicatrización vaya a espesar naturalmente, así como también el cambio de color de piel pasando de estar en tonacion rojiza a marrón es normal ya que en el paso del tiempo este puede aclarar.
Los pacientes suelen sentirse agobiados en proceso de cicatrización, al pensar que esto podría empeorar pero debéis tener paciencia ya que en el periodo tardío podéis solucionar los problemas de las cicatrices.
3- Resultados a largo plazo
Este implica del sexto mes a los 24 meces en adelante. Decimos en adelante porque prácticamente depende personalmente de cada persona.
La cicatriz empieza a tomar forma de un aspecto definitivo, lo que podría cuidarse con cremas y tratamientos de cicatrización. Cualquier evaluación del resultado definitivo de la cirugía de brazo deberá ser realizada después de este período.
A pesar de lo que pueda pensarse, el motivo principal de la cirugía de reducción de mamas es por los dolores de espalda padecidos. Estas molestias no se originan debido al peso sino por la postura que se adopta para disimular la mama.
La mayoría de mujeres que deciden someterse a una intervención de reducción de mamas lo hace por problemas y molestias en la espalda. Es la conclusión a la que ha llegado un estudio de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).
En concreto, el citado estudio confirma que una de cada 20 españolas que recurren a la Cirugía Plástica lo hacen para realizarse una reducción de mamas. Se trata de la octava intervención estética más demandada por las mujeres en nuestro país con un 4.8% de total, encontrándose casi al mismo nivel que la rinoplastia, con un 5.7%. La reducción de mamas se sitúa incluso por encima de una intervención tan popular como el lifting facial que cuenta con un 3% del total.Las intervenciones de reducción de mamas conllevan la extirpación de parte de la glándula mamaria y de grasa y la recolocación del tejido sobrante.
No obstante, y tras este estudio, se concluye en un dato revelador. El dolor de espalda es el principal motivo para realizarse una mamoplastia de reducción. Podría deducirse, de hecho se piensa popularmente, que este dolor se deriva del peso soportado, pero ésta no es la causa primordial que produce las molestias de espalda como se cree. El problema son las medidas posturales que adoptan las mujeres con un pecho grande ya que para disimular el pecho suelen encorvarse, hecho que genera distintas alteraciones, sobre todo en las zonas cervicales y dorsal alta, derivando en dolor. Si fuese por el peso, los hombres con una masa muscular elevada en la zona pectoral también padecerían idéntica situación y por lo tanto, dolor.
Otras razones
La mama grande lleva a la decisión de su reducción también por otras causas, además de molestias o dolor. Por ejemplo, la aparición de eccemas o de intértrigo (inflamación de la piel en los pliegues de ésta) en la parte inferior del pecho, la excesiva presión y las molestas marcas de los tirantes del sujetador en los hombros, son motivo suficiente para pasar por el quirófano. Otro y muy importantes, es la dificultad para realizar ejercicio físico.
Asimismo, existen patologías, como la hipertrofia mamaria virginal que, aunque es benigna, hace recomendable la reducción mamaria.
Por ello, es muy frecuente que las pacientes que acuden a un cirujano plástico y reparador para someterse a este tipo de intervención lo hagan derivadas por sus médicos de atención primaria o por otros especialistas como traumatólogos o reumatólogos.
En qué consiste
Las intervenciones de reducción de mamas conllevan la extirpación de parte de la glándula mamaria y de grasa y la recolocación del tejido sobrante. Normalmente va acompañada de una intervención de elevación de mamas, cuyo objetivo es la reubicación de areolas y pezones.El dolor de espalda es el principal motivo para realizarse una mamoplastia de reducción, pero el peso no es la causa primordial que produce esas molestias como suele pensarse.
Es una intervención que tiene una duración de entre dos y tres horas aproximadamente, tiempo que puede variar según la técnica utilizada y el volumen de tejido a extirpar. El postoperatorio es cómodo e indoloro, al cabo de 48 a 72 horas la paciente puede incorporarse a su rutina habitual, eso sí, sin realizar ningún tipo de esfuerzo físico. Durante los primeros días, es posible que sienta molestias a nivel mamario y pectoral pero se minimizarán con los antiinflamatorios, analgésicos y antibióticos que serán recetados por el médico especialista.
Imprescindible, la consulta al especialista
Para satisfacer los deseos de la paciente la primera visita con el cirujano plástico es trascendental. “Es en este momento cuando la paciente podrá depositar su confianza en él”, explican desde Clínica Opción Medica. “La paciente debe explicar claramente cuáles son sus deseos en cuanto a la forma y tamaño final y el cirujano determinar la técnica más adecuada para lograr sus objetivos y explicarle las limitaciones de cada proceso si es que existieran. En esta primera toma de contacto debe realizarse también una evaluación de la forma, el tamaño y el estado de la piel del pecho”.
El cerebro es un órgano que, al igual que el resto de nuestro cuerpo, envejece con el paso de los años.
Si todos deseamos mantenernos más jóvenes no es solo porque nos disgusten las arrugas, sino también para evitar las múltiples enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Las previsiones indican que en el año 2050 un 25% de la población europea tendrá más de 65 años y el número de personas con más de 80 años se va a triplicar.
Pero ¿existe una fuente de la juventud para nuestro cerebro?
Aunque posiblemente nada nos haga retroceder en el tiempo, podemos intentar envejecer de manera saludable y reducir el efecto que tiene el paso de los años.
¿Qué es el envejecimiento?
El envejecimiento podría definirse como el conjunto de cambios que ocurren con la edad y provocan una disminución de nuestras capacidades fisiológicas, motoras y cognitivas.
El primario es gradual e inevitable y se produce a lo largo de nuestra vida.
El secundario o prematuro viene desencadenado por el padecimiento de ciertas enfermedades o el abuso de sustancias, y se puede prevenir.
La edad cronológica (la del certificado de nacimiento) indica el tiempo que ha transcurrido desde nuestro nacimiento.
Sin embargo, existe también la edad fisiológica, que depende de la condición de nuestro organismo y puede ser menor a la cronológica (si nos cuidamos) o mayor (si tenemos malos hábitos).
El envejecimiento del cerebro
Con la edad, el tamaño del cerebro disminuye, perdemos neuronas y se altera la producción de hormonas y neurotransmisores.
Sin embargo, el cambio más importante que se produce es la pérdida de muchas de las conexiones entre las neuronas, unas células de larga vida que no se dividen y, por lo tanto, difícilmente se regeneran.
Otra consecuencia del envejecimiento cerebral es la acumulación de proteínas en forma de agregados que tienden a depositarse tanto dentro como fuera de las neuronas.
Esto puede desencadenar el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad, como la enfermedad de Alzheimer o el párkinson.
Conviene aclarar que lo que comúnmente se denomina como demencia senil es un término obsoleto. El envejecimiento no implica necesariamente la aparición de una demencia o pérdida importante de memoria.
Si existe una pérdida significativa de la capacidad de memoria y aprendizaje, estaría relacionada con una enfermedad específica y no con el envejecimiento normal del cerebro.
Medidas para frenar el envejecimiento
La dieta es esencial para envejecer de forma saludable.
La más recomendada es la mediterránea, que brevemente implica un bajo consumo de carnes y aves de corral, un consumo de bajo a moderado de lácteos, una cantidad moderada de alcohol (vino) y grasas (aceite de oliva), y una alta ingesta de verduras, legumbres, frutas, cereales y pescado.
Se ha comprobado que la dieta mediterránea reduce el riesgo de padecer fallos cognitivos y enfermedades como el alzhéimer.
Además, la restricción calórica o limitación de las calorías que ingerimos puede ayudar a retrasar el envejecimiento.
Además de cuidar lo que comemos, es recomendable dormir ocho horas al día.
El mantenimiento de un buen ciclo vigilia-sueño es esencial para muchas funciones cerebrales, por ejemplo para la eliminación de las toxinas del cerebro que se han acumulado durante el día.
Mientras dormimos, el espacio que existe entre las neuronas aumenta, facilitando su limpieza y buen funcionamiento. Por lo tanto, mantener un sueño reparador favorece un envejecimiento más saludable.
El ejercicio regular y la actividad física son claves para disminuir los efectos del envejecimiento.
Estudios clínicos indican que el entrenamiento físico con intensidad moderada juega un papel neuroprotector, ralentizando la disminución del volumen del cerebro y mejorando su funcionamiento.
Concretamente, el ejercicio aeróbico mejora la función cognitiva, no sólo durante el envejecimiento sino también en personas que sufren enfermedades neurodegenerativas.
Por otra parte, se ha comprobado que aquellas personas que poseen un nivel educativo más alto o que mantienen una cierta actividad intelectual -leer, estudiar o adquirir nuevas habilidades- tienen una menor predisposición a desarrollar demencia.
La base de esta neuroprotección está asociada a la formación de nuevas conexiones entre las neuronas.
Otros hábitos saludables también pueden ayudarnos a evitar los efectos del envejecimiento prematuro.
Sin ir más lejos, mientras que una ingesta abundante de alcohol corre el riesgo de inducir fallos cognitivos, otras bebidas alcohólicas pueden ser beneficiosas para mantener una buena salud mental .
El vino, por ejemplo, tiene un alto contenido en polifenoles, que tienen acción antinflamatoria y antioxidante.
Definitivamente, el tabaco es un hábito que se debe evitar, ya que se ha relacionado con la aceleración del envejecimiento y la aparición de problemas cognitivos y demencia.
Tampoco hay que perder de vista los factores de riesgos relacionados con enfermedades crónicas altamente prevalentes en personas de avanzada edad.
El mantenimiento de la actividad e integridad del cerebro dependen, en buena parte, de los vasos sanguíneos que mantienen una buena irrigación.
La hipertensión, la aterosclerosis y los niveles elevados de colesterol incrementan las posibilidades de desarrollar fallos cognitivos, ictus y demencia.
A esto se suma que la diabetes y la obesidad afectan al metabolismo de la glucosa y generan resistencia a la insulina.
Ambas alteraciones podrían provocar daños crónicos a las neuronas y acelerar el envejecimiento cerebral.
Los trastornos del estado de ánimo tampoco ayudan.
La depresión es un desorden emocional muy común en personas mayores y es producida por un desequilibrio en los neurotransmisores, que son las moléculas que usan las neuronas para comunicarse.
Este desajuste podría traducirse en un mal funcionamiento del cerebro a largo plazo, lo que aceleraría el envejecimiento cerebral.
En síntesis, la clave para mantener un cerebro sano y joven es la misma que para el resto del organismo.
Es decir, hay que mantener una dieta sana, dormir las horas suficientes, evitar el consumo en exceso de alcohol, huir del tabaco y el estrés, realizar ejercicio moderado, y evitar el desarrollo de otras enfermedades o, al menos, mantenerlas bajo control.