Por Diana Llorens
Se han puesto de moda como protección frente a la COVID-19, pero no ofrecen la misma protección que las mascarillas. Sin embargo, en algunas situaciones pueden ayudar a reducir el riesgo de contagio.
Cada vez son más las personas que optan por las pantallas o viseras protectoras faciales como medida de protección contra el contagio por el virus causante de la COVID-19, porque les permiten respirar de forma más cómoda que las mascarillas.
Sin embargo, ahora que el uso de mascarillas ha pasado a ser obligatorio si no se puede mantener una distancia mínima de 2 metros entre personas, ya no se podrán usar como medida única estas pantallas o viseras.
Además, la protección que ofrecen frente al virus de la COVID-19 no es igual a la de las mascarillas.
¿LAS PANTALLAS FACIALES PROTEGEN DEL CONTAGIO?
El Dr. Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, explicó en rueda de prensa hace unos días que cualquier elemento que evite que las gotas que exhalamos al toser, al estornudar o al hablar lleguen a otras personas o a superficies que pueden tocar de forma inmediata otras personas “favorecen una reducción de la transmisión”.
- Sin embargo, aclaró que “probablemente no son el mecanismo más perfecto para reducir los riesgos de que una persona infecte a otros y probablemente tampoco son el mecanismo más perfecto para que una persona no se infecte”.
El Dr. Simón recordó que las mascarillas reducen el riesgo de contagio pero indicó que “una visera lo reduce menos”.
La protección es muy inferior con este tipo de máscaras
Las pantallas protectoras faciales no impiden que las gotitas que exhalamos o que exhalan los demás puedan entrar por los espacios que no están cubiertos por la pantalla.
- Además, aunque reducen el riesgo, tampoco impiden que nos toquemos la cara con las manos, por lo que no son una protección óptima y no sustituyen a la mascarilla.
¿PARA QUIÉN PUEDEN SER ÚTILES LAS PANTALLAS PROTECTORAS?
De acuerdo con el Dr. Simón, las pantallas protectoras faciales son “una medida más de protección para quien no tenga acceso a la mascarilla o no le resulte fácil llevar una mascarilla”.
Así, las pantallas protectoras faciales podrían ser útiles en aquellas personas en las que el uso de mascarilla no es obligatorio, es decir:
- Las personas que tienen algún tipo de dificultad respiratoria que puede verse agravada por el uso de mascarilla.
- Las personas en las que el uso de mascarilla está contraindicado por motivos de salud debidamente justificados, o que por su situación de discapacidad o dependencia presentan alteraciones de conducta que hacen inviable su uso.
Asimismo, podrían ser útiles como medida complementaria a las mascarillas en personas que están en contacto con muchas personas o en profesionales que están en contacto directo con el virus, porque reduciría la posibilidad de contagio a través de los ojos.
De hecho, desde el Ministerio de Sanidad se recomienda el uso de protectores oculares o pantallas faciales certificadas (sin espacios laterales por los que puedan entrar partículas) para la prevención de riesgos laborales “cuando haya riesgo de contaminación de los ojos a partir de salpicaduras o gotas (por ejemplo: sangre, fluidos del cuerpo, secreciones y excreciones).”
- Después de usarlas se deben desinfectar siguiendo las instrucciones del fabricante o, en caso de que no las haya, bastará con agua y jabón o algún desinfectante de uso común que no sea muy agresivo para no dañar el material.
DÓNDE SE COMPRAN LAS PANTALLAS FACIALES
- Hay muchas plataformas online que ya están ofreciendo pantallas protectoras faciales de distintas calidades y precios. También están disponibles en diversos supermercados y ferreterías.
- Además, por internet corren multitud de tutoriales en los que se explica cómo hacerlas en casa de manera sencilla.
Tomado de: www.sabervivirtv.com